Un mirada sobre los niños olvidados de Papúa Occidental

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Desearía poder empezar este artículo narrando sobre un viaje reciente a este lugar misterioso y desconocido del mundo: antes conocido como Irian Jaya o, como quizá lo conozcas, Papúa Occidental (oficialmente las provincias de Papúa y Papúa Occidental). Esta región de Indonesia, supuestamente semiautónoma, ocupa la mitad oeste de la isla de Nueva Guinea, la segunda isla más grande del mundo.

 

Papúa Occidental ha sido testigo de una gran opresión

Aunque rara vez se habla de ello, y es poco mencionado en las noticias, efectivamente Papúa Occidental ha sido testigo de una gran adversidad. Siendo una región aislada durante milenios, fue colonizada por los holandeses en 1898. Después de una ocupación de 63 años, ganó su independencia en 1961. Por desgracia, esta no duró mucho, pues en el conflicto de la guerra fría, Estados Unidos, junto con Holanda y la ONU dejaron a la nación a merced de su vecino, Indonesia, en 1963. ¿Por qué? Se temía la potencial influencia soviética que tomaba fuerza en el sudeste de Asia durante la pugna de Indonesia por el control de la parte occidental de la isla de Nueva Guinea. Actualmente, Indonesia no permite el viaje de extranjeros a la región y la visita de periodistas extranjeros está prohibida por completo.

 

Hombre con bebé porta la bandera de Papúa Oeste, en Australia.

 

Devastación de los recursos naturales y violación de los derechos humanos

Según la Campaña por la Liberación de Papúa Occidental (véase https://www.freewestpapua.org), los abusos contra los derechos humanos y la devastación de los recursos naturales abunda en esta región. El gobierno de Indonesia considera a Papúa Occidental apenas una fuente de recursos para impulsar su economía y califica a su pueblo primitivo, subordinado a la población mayoritaria del país. ¿Qué pasa con los niños de esta devastada región? ¿Cuál es su lugar? ¿Cómo se respetan, protegen y se cumplen sus derechos? Me planteo estas preguntas tratando de relevar en pocas palabras a una audiencia mayor la situación en el campo.

 

La palabra “encabezado” tiene una connotación de los medios masivos, aunque los encabezados también se encuentran en publicaciones especializadas. Desde el punto de vista de un activista de derechos infantiles, los dos encabezados publicados en www.freewestpapua.org son particularmente inquietantes: West Papuan teenager shot dead by the Indonesian police on Christmas Day y West Papuan youth tortured to death by the Indonesian military on New Year’s Day. Ambos cuentan la historia de la juventud de Papúa Occidental, que cae víctima de las fuerzas armadas de Indonesia radicadas en Papúa Occidental. Aseguran que existen frecuentes violaciones graves a los derechos humanos como tortura y asesinatos extrajudiciales dirigidas a la población indígena con poca o ninguna posibilidad de que se haga justicia.

 

La tasa de mortalidad infantil entre los papuanos es indignante

Como resultado de la severa opresión, las continuas atrocidades y las violaciones de los derechos humanos consecuencia de la segregación racial, los niños de Papúa tienen seis veces más probabilidad de morir prematuramente que los no papúes que viven en Irian Jaya. Según investigaciones recientes por la ONG holandesa Fundación para una Sociedad Sostenible Papua Barat (http://www.sdsp.nl/), la mortalidad infantil entre los papuanos se encuentra en un indignante 18,4 %, mientras que en los habitantes no indígenas, “solo” 3,6 %.

 

Padre y su hija.

 

Como resultado del programa de transmigración que ya lleva décadas, 50 % de la población de Irian Jaya no son papuanos. El informe sostiene que el gobierno de Indonesia está violando la Convención sobre los Derechos del Niño (ratificado por Indonesia en 1990) y no se adhiere a las Directrices de Maastricht (PIDESC, ratificadas por Indonesia en 2006) al no atender las necesidades de la población nativa que habita principalmente en zonas rurales. Las ciudades, en su mayoría habitadas por inmigrantes, están mucho mejor equipadas con medicamentos, personal sanitario y equipamiento médico. Los observadores afirman que las clínicas rurales son a menudo disfuncionales debido a la falta de personal y suministros. Con frecuencia, los medicamentos almacenados están pasados de la fecha de caducidad.

 

Niños papuanos excluidos del sistema educativo

Para las familias papuanas, el acceso a la educación está frecuentemente fuera de su alcance. Las instituciones educativas solo se encuentran en las ciudades donde los crecientes costos de matrícula y alojamiento han provocado que los niños no tengan la posibilidad de recibir una educación. Dadas las pocas oportunidades de empleo y escaso salario para los jóvenes papuanos, algunos deciden unirse a las filas del movimiento de independencia. A menudo, estos jóvenes se ven limitados a vivir en escondites remotos por miedo a un enjuiciamiento. La bandera de Papúa Occidental y cualquiera de  los símbolos relacionados con ella, están prohibidos por el Gobierno. Cualquier sospechoso de apoyar la independencia puede enfrentarse a un arresto arbitrario, detención, tortura o incluso la muerte.

 

Niña papuana.

 

El año pasado parecía ser prometedor para los papuanos occidentales. Al fin y al cabo, una petición de independencia firmada por 1,8 millones de papuanos (70 % de la población), declarada ilegal por Indonesia, llegó a la ONU en septiembre de 2017. La petición, que hacía un llamado a una votación libre por la independencia y que solo podía llevarse a cabo en secreto, se entregó de manera secreta de aldea en aldea por individuos valientes que pusieron su causa antes de su seguridad. Había mucha esperanza en cuanto a la entrega de la petición, pero todas las esperanzas se desvanecieron cuando el comité de descolonización de la ONU (C-24) declaró que su orden judicial no se extendía a la cuestión de Papúa Occidental. Indonesia etiquetó la petición como un truco publicitario y enjuició al activista Yanto Awerkion por ayudar a reunir firmas.

 

Las voces de los niños no han sido escuchadas, como tampoco las súplicas de las madres. O los llantos de los padres. Pero cuando las voces de los oprimidos no son escuchadas, hay quienes hablan por ellos y serán escuchados. Ofrezco la siguiente cita de Audrey Hepburn a los niños de Papúa Occidental:

«Hablo en nombre de esos niños que no pueden hablar por sí mismos, niños que no tienen absolutamente nada más que su coraje y sus sonrisas, sus ingenios y sus sueños».

Escribir este artículo me hizo cuestionarme si nuestra comprensión de lo que es un niño es realmente válida. Según UNICEF, un niño es una persona menor de 18 años; una definición casi demasiado simple. Las palabras niño e infancia a menudo le recuerdan a la gente la vulnerabilidad de los niños, su dependencia de los adultos que toman decisiones por ellos mientras crecen (y algunas veces más allá). Papúa Occidental dentro de Indonesia «nació» hace un poco más de 18 años; sin embargo, su gente, tanto menor como mayor de 18 años, es hija de sus tierras natales, es vulnerables a la opresión y su destino depende de las decisiones de aquellos a cargo: Indonesia y la comunidad internacional. Sinceramente los niños de Papúa Occidental sean escuchados.

 

Escrito en español por: Matyas Baan

 

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Fotos:

Imagen 1: niños posando para la cámara en Irian Jaya. Fuente: https://i1.trekearth.com

Imagen 2: hombre con bebé porta la bandera de Papúa Oeste, en Australia. Fuente: http://cdn.newsapi.com.au

Imagen 3: padre y su hija. Fuente: Survival International

Imagen 4: niña papuana. Fuente: http://talkradio.co.uk/