Los niños en zonas rurales

Las zonas rurales se definen en oposición a las zonas urbanas, de esta manera, constituyen lo no urbano. A pesar de que la población rural ha aumentado con el paso del tiempo, esta continúa siendo menor que la urbana. La mayoría de los desafíos que deben enfrentar los niños que viven en zonas rurales están relacionados con la pobreza, la falta de acceso a la educación y el transporte y la violencia. No obstante, la vida en comunidades rurales también puede presentar aspectos positivos, como el sentimiento de pertenencia a una  comunidad, el sentido de identidad y un mayor contacto con tradiciones culturales.

Definición de zona rural

Una zona rural es un área que se encuentra fuera de las zonas urbanas densamente pobladas en un pueblo o una ciudad. Son aquellas áreas que en general no están incluidas dentro del concepto de lo urbano y suelen ser grandes espacios abiertos con pocas casas y habitantes, a diferencia de las zonas urbanas, que cuentan con una mayor población (IGI Global, 2023).

Se suele asociar a lo rural con un sentido de pertenencia a una comunidad en relación con actividades agrícolas (FRA, 2002). Sin embargo, los diferentes contextos socioculturales de las zonas rurales dificultan hablar de ruralidad, ya que no se trata de una definición estándar. Las zonas rurales presentan algunas características comunes a pesar del contexto geográfico y sociocultural, además de varios desafíos y amenazas para los niños que viven en aquellas zonas.

La población rural en cifras 

Según datos del Banco Mundial, la población rural ha aumentado con el paso del tiempo: en 2010 3,37 mil millones de personas vivían en zonas rurales, como establecieron diferentes institutos nacionales de estadísticas, mientras que en 2015 la población rural alcanzaba alrededor de 3,42 mil millones de personas y, en 2021, esta era de 3,43 mil millones aproximadamente (World Bank, Rural population, 2023). A pesar de que la población rural ha aumentado a lo largo del tiempo, la población urbana todavía es mayor que la rural.

De acuerdo con el Banco Mundial, la proporción entre la población rural y la urbana en 2010 era del 48%, en 2015 era del 46% y en 2021 del 44% (World Bank, Rural population percentage, 2023). Estas cifras dan cuenta de cómo está creciendo la población rural, aunque con mayor lentitud que la urbana.

Para 2030, se espera que la población rural descienda hasta alcanzar un 40% (Glass, 2022). Esta disminución indica que las zonas rurales se están reduciendo y que las zonas urbanas están creciendo a nivel global. 

En diferentes partes del mundo, el porcentaje de población rural es muy diferente. En la Unión Europea (UE), casi el 30% de la población (137 millones de personas) vive en zonas rurales y ocupan el 80% del territorio (el 49,2% de los jóvenes de entre 15 y 24 años vivían en zonas rurales). En Rusia, en 2020, el 25% de la población vivía en zonas rurales, con una tendencia a la baja desde 2010.

De modo similar, en el mismo año, el 25% de la población turca era rural; esta tendencia descendente ha estado desarrollándose desde los años sesenta y ha tenido una caída abrupta en los ochenta (Glass, 2022). Según el Banco Mundial, el porcentaje de población rural en África subsahariana era aproximadamente del 58% en 2021 (World Bank, Rural population percentage Sub-Saharan Africa, 2023).

Los desafíos que enfrentan los niños de zonas rurales

El término “zona rural” posee una definición muy amplia que no tiene en cuenta las particularidades de cada contexto. Por esta razón, los siguientes desafíos pueden estar presentes o no dependiendo de las condiciones económicas y socioculturales del área geográfica que se esté abordando.

Acceso a la educación

La brecha en el desempeño académico entre los estudiantes rurales y los urbanos es un fenómeno mundial. En la mayoría de los países, esta diferencia ocurre debido al bajo desempeño de los alumnos de zonas rurales; sin embargo, en algunos países en donde los gobiernos o las organizaciones internacionales ofrecen apoyo educativo diseñado específicamente para zonas rurales, como en América Latina, la brecha se da como consecuencia del mejor desempeño de los alumnos rurales.

Por ejemplo, en África subsahariana, los niños que viven en zonas rurales constantemente tienen un menor desempeño que aquellos que viven en zonas urbanas y, en comparación con la media mundial, la diferencia es bastante grande (Sugata, Keisuke, 2021).

Las causas principales relacionadas con esta cuestión son el mayor costo per cápita de los servicios educativos en zonas rurales, la escasez de infraestructura y de profesionales para impartir la formación y la falta de transportes públicos para acceder a las escuelas (Glass, 2022). La alfabetización temprana es un importante factor determinante para el éxito escolar de los niños; se ha demostrado que los jóvenes con escasa formación y cualificación se encuentran especialmente expuestos a la exclusión y la marginalización en las áreas rurales, con disparidades en el nivel educativo (Glass, 2022). 

También existen aspectos positivos relacionados con el contexto rural. Se ha indicado que las escuelas rurales poseen una mayor conexión intergeneracional que en las escuelas urbanas (por ejemplo, de padres y maestros que crecieron juntos) y una cohesión comunitaria fuera de la escuela que permite una interacción informal entre maestros y familias (Glass, 2022).

Pobreza

Según UNICEF, los niños tienen más del doble de probabilidades que los adultos de vivir en situación de pobreza extrema. En 2013, el 19,5% de los niños de países en desarrollo vivían en hogares que sobrevivían con un promedio de 1,90 dólares estadounidenses al día o menos por persona, en comparación con el 9,2% de los adultos.

A nivel mundial, casi 593 millones de niños padecen pobreza multidimensional (World Vision, 2023). Este fenómeno afecta a los niños de manera desproporcionada, ya que constituyen alrededor de un tercio de la población analizada, pero conforman la mitad de aquellos que viven en pobreza extrema. Los niños más pequeños son los que se encuentran en un mayor riesgo: más de una quinta parte de los niños menores de cinco años en países en vías de desarrollo viven en hogares que sufren de pobreza extrema (UNICEF, 2016).

El África subsahariana registra las mayores tasas de niños en situación de pobreza extrema, de casi un 50%, y el porcentaje más alto de los niños más pobres de todo el mundo, superior al 50%. Asia Meridional cuenta con el segundo porcentaje más alto, cerca de un 36%, y sólo en la India vive más del 30% de los niños en situación de pobreza extrema. Al menos cuatro de cada cinco niños que viven en situación de pobreza extrema se encuentran en zonas rurales (UNICEF, 2016). 

Trabajo infantil

El trabajo infantil es mucho más frecuente en zonas rurales. 122,7 millones de niños que viven en zonas rurales se encuentran en situación de trabajo infantil, en comparación con 37,3 millones de niños de zonas urbanas. La prevalencia del trabajo infantil en zonas rurales (76,7%) es tres veces mayor que en áreas urbanas (23,3%). Las principales regiones afectadas por este fenómeno son: África subsahariana (el 82,1% de niños de zonas rurales sufren el trabajo infantil frente al 17,9% de los niños que viven en espacios urbanos), Asia Central y Meridional (un 75,3% contra el 24,8%), y Asia Oriental y el Sudeste Asiático (75,2% contra el 24,8%) (ILO, 2022).

El trabajo infantil en zonas rurales afecta más a los niños (16,1%) que a las niñas (11,6%). Además, este fenómeno está fuertemente relacionado con el abandono escolar: el 34% de los niños de espacios rurales no asiste a la escuela (a diferencia del 35,5% de los niños de zonas urbanas), lo que confirma una tendencia mundial (del 35%). En cuanto a los niños que se ven implicados en trabajos peligrosos, el porcentaje de abandono escolar es aún mayor, el 43,6% no asiste a la escuela, incluso si no existe una diferencia apreciable entre las zonas rurales y urbanas.

El trabajo infantil es más frecuente en la agricultura. Las estadísticas indican que esta tendencia alcanza el 70% en todo el mundo y no menos del 82% en África Subsahariana. Es aún más recurrente en los niños más pequeños, para quienes la exigencia física y los peligros del trabajo agrícola pueden ser especialmente perjudiciales. El COVID 19 provocó un aumento del trabajo infantil en la agricultura, ya que las familias que perdieron sus empleos en otros lugares volvieron a recurrir a la agricultura de subsistencia para sobrevivir.

Violencia contra los niños

La pobreza, la falta de transporte, el aislamiento físico y el estigma asociado con los conflictos domésticos impulsan la violencia contra los niños. En zonas rurales, estas cuestiones empeoran debido a las dificultades que padecen los más necesitados para recibir ayuda, información y apoyo (Save the Children 2003). Poder abordar el problema de la violencia contra los niños en las zonas rurales implica hacer frente a todas las problemáticas mencionadas para minimizar los factores que podrían tener un impacto sobre los niños.

Diversos estudios indican que el número de denuncias por maltrato infantil es mayor en las zonas rurales que en las urbanas (ABA, 2015). En Estados Unidos (EE. UU.), las estadísticas reflejan que la tasa de maltrato infantil en zonas rurales era del doble en comparación con la de la población en general. El índice de maltrato en las regiones rurales era 1,7 veces mayor que en las urbanas —un 10,8 frente a 6,4 por cada 1000 niños, y, el índice de abuso sexual en zonas rurales (2,8 por cada 1000 niños) es del doble en comparación con el de las zonas urbanas (1,4 por cada 1000 niños).

Tanto las tasas de abuso emocional como las de negligencia emocional son más altas en los niños que viven en espacios rurales que en los urbanos. En cuanto a las tasas de abuso emocional, estas son 2,6 veces más altas en niños de zonas rurales en comparación con las de niños en espacios urbanos (3,4 contra 1,3 por cada 1000 niños); del mismo modo, la negligencia emocional en los niños de regiones rurales (4,7 por cada 1000 niños) es mayor que la de los niños de grandes centros urbanas (1,8 por cada 1000 niños) (ABA, 2015).

Un estudio llevado a cabo en Polonia indica que la prevalencia de la violencia doméstica en las zonas rurales variaba según el tipo de violencia considerado. Por ejemplo, la violencia psicológica está más relacionada con las zonas urbanas (60,5%) que con las rurales (42,4%). No obstante, si se tiene en cuenta a la violencia sexual y el porcentaje relacionado con el tipo de abuso infantil, los estudios reflejan que esto afecta a un menor número de niños (8,1% en zonas rurales frente al 3,2% en las urbanas) (Terelak, Kołodziejczak, Bulsa, 2019).

Mortalidad infantil

La brecha existente entre las zonas rurales y las urbanas con respecto a la mortalidad en menores de cinco años ha ido disminuyendo de 44 muertes por cada mil niños entre 1992 y 1993 a 30 por cada mil niños entre 2004 y 2005. Esta tendencia continuó y se registraron 14 muertes por cada mil niños entre 2020 y 2021. A pesar de que la reducción de la mortalidad en menores de cinco años en zonas rurales fue más rápida, ésta aún es superior a la de las zonas urbanas (Kumar, Piyasa & Saikia, 2022).

Asimismo, la centralización de los servicios sanitarios de urgencia ha causado un incremento en el tiempo de desplazamiento de los pacientes y de los costes asociados. Estas cuestiones van en detrimento de la calidad de y el acceso a los servicios de salud tanto para los niños como para las madres en lo que respecta al tratamiento y la prevención.

Desnutrición

Con respecto a la desnutrición, en general, los niños que viven en zonas urbanas gozan de un mejor estado nutricional que los que habitan en zonas rurales, incluso cuando estudios recientes indican que la desnutrición en el sector urbano va en aumento. Es probable que este estado de los niños de zonas urbanas sea resultado de un efecto acumulativo provocado por una serie de condiciones socioeconómicas más favorables que, a su vez, parecen promover mejores prácticas de cuidado de los niños y sus madres (Smith, Ruel, Ndiaye, 2004).

Acceso al transporte

El acceso al transporte es una gran preocupación para los jóvenes de zonas rurales. Se ha reconocido ampliamente que la infraestructura de transporte deficiente y costosa, tanto pública como privada, es un factor clave que puede conducir a la exclusión del sistema educativo o del mercado laboral para los jóvenes que viven en zonas rurales. El costo del transporte también puede influir negativamente en la participación de la gente joven, que no pueden permitirse asistir a actividades o eventos culturales en lugares lejos de su hogar (Glass, 2022).

La falta de transporte no solo dificulta el acceso a la educación y al mercado laboral, sino que también es una causa de aislamiento social y marginación de los niños y jóvenes de zonas rurales. Esto afecta de forma negativa en el derecho a la participación de los niños, así como su bienestar y su desarrollo físico, mental y emocional.

Escrito por Arianna Braga

Original revisado por Aditi Partha 

Traducido por Clara Roncoroni

Revisado por Lorraine Valarino

Última actualización el 12 de marzo de 2023

Referencias:

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