Los entornos alimentarios que nos rodean en la vida cotidiana no protegen adecuadamente el derecho de los niños a una alimentación nutritiva, segura, asequible y sostenible. No obstante, algunos ejemplos, como Finlandia, Brasil y España, destacan la eficacia de los programas para luchar contra la malnutrición, como los programas de alimentación escolar, los programas de protección social y los programas de alfabetización alimentaria.
Los efectos de los entornos alimentarios no saludables
Los niños y los adolescentes se ven expuestos de manera continua a entornos alimentarios no saludables en sus vidas diarias, incluso a estrategias generalizadas de marketing que apelan a las emociones para los alimentos no saludables a través de varios medios de comunicación, tales como la televisión y las plataformas digitales. Esta exposición tiene lugar incluso en espacios en los que deberían estar especialmente protegidos, como las escuelas (UNICEF, 2019).
En cuanto a la disponibilidad, los alimentos saludables suelen ser inaccesibles o más costosos que los alimentos no saludables, por lo que para las familias más vulnerables resulta mucho más difícil adquirir una cantidad suficiente de alimentos nutritivos para una dieta sana sin tener que renunciar o comprometer otras necesidades básicas, tales como la educación, la atención médica o la vivienda (UNICEF, 2019).
Por último, los reglamentos existentes relativos al etiquetado nutricional, en particular los relacionados con el etiquetado frontal y los menús favorables para el consumidor, no ayudan plenamente al consumidor en la toma de decisiones tras informarse. La ausencia de información clara y precisa perjudica la capacidad de los padres y otros cuidadores de elegir alimentos saludables, así como desempodera a los niños (UNICEF, 2019).
Un enfoque centrado en los derechos para mejorar los entornos alimentarios de los niños
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) reconoce que todos los niños tienen derecho a sus derechos irrenunciables, entre los que se incluye el derecho a la alimentación sana y a una nutrición adecuada. Con el paso de los años, el Comité de los Derechos del Niño ha realizado varias observaciones generales para apoyar a los gobiernos en la lucha contra la malnutrición y la salvaguardia del derecho de todos los niños a un entorno alimentario saludable.
Los países que han ratificado la CDN están legalmente obligados a cumplir sus compromisos, lo que incluye tomar en consideración las necesidades y vulnerabilidades específicas de los niños, incluyendo la protección de los más pequeños de entornos alimentarios no saludables que perjudiquen el derecho a los alimentos saludables y a la nutrición adecuada (UNICEF, 2019).
Hablar sobre los entornos alimentarios en un marco basado en los derechos es vital para asegurar que a las poblaciones vulnerables y marginadas, las cuales se encuentran afectadas de manera desproporcionada por la malnutrición, se les garantice el acceso a la alimentación nutritiva adecuada. Esto incluye varias acciones que pueden llevarse a cabo para mejorar los entornos alimentarios de los niños y conseguir una nutrición adecuada (UNICEF, 2019).
Ejemplos prácticos a implementar
Como garantes principales de los derechos de los niños, los gobiernos deben priorizar las iniciativas para abordar las causas subyacentes a los problemas de salud en los más pequeños, lo cual asegura que tengan acceso a una alimentación asequible y nutritiva y un entorno seguro y sano. Esto incluye el apoyo y la protección de las prácticas óptimas para la alimentación de bebés y niños pequeños, así como la creación de un entorno alimentario que garantice una alimentación nutritiva adecuada, en lugar del número mínimo de calorías necesarias para sobrevivir (UNICEF, 2019).
Programas de alimentación escolar: el modelo de Finlandia
Los programas de alimentación escolar, así como medidas como la educación nutricional, las políticas alimentarias y el acceso a agua limpia, son clave para cumplir el derecho de los niños a una alimentación adecuada. Ayudan a abordar el hambre, mejorar la calidad de la dieta y apoyar los derechos de los niños a la salud y la educación, promoviendo la asistencia escolar y reduciendo el trabajo infantil (FAO, 2021).

Por ejemplo, Finlandia ha desarrollado un modelo único que integra una alimentación sostenible, equilibrada, segura, atractiva y gratuita dentro de la educación alimentaria que se brinda en todos los planes de estudios. Los alimentos escolares inicialmente se introdujeron para abordar la pobreza y la malnutrición de la posguerra, pero dados sus efectos positivos, en 1948, Finlandia aprobó una ley para proporcionar comida gratuita para todos los alumnos.
Actualmente, Finlandia proporciona el programa de alimentación escolar gratuito de más larga duración del mundo, el cual está financiado por el gobierno y los impuestos municipales. En cuanto a los resultados, el sistema finlandés ha demostrado mejorar la salud y la capacidad de aprendizaje de los niños.
Desde el año 2000, todos los años, el 90-95% de los estudiantes que completan la educación básica de 9 años pasan directamente a la educación secundaria superior. Además, Finlandia ha logrado de manera constante una alta puntuación en las evaluaciones PISA (Kuusipalo & Manninen, 2024).
Programas de protección social: el programa Bolsa Familia en Brasil
Abordar la malnutrición a través de programas de protección social es un arma poderosa para mejorar las vidas de las poblaciones vulnerables. Al llegar a los afectados por la inseguridad alimentaria, la pobreza y las dietas inadecuadas, los sistemas de protección social pueden proporcionar un apoyo integral para mejorar su estado de nutrición (Scaling Up Nutrition, s.f.).
El Programa Bolsa Familia (PBF, por sus siglas en portugués) se creó en Brasil en octubre de 2003. Su meta es romper el ciclo de la pobreza proporcionando un mínimo de ingresos a las familias pobres condicionado a su inversión en capital humano (como la educación y la salud) y es actualmente el programa más grande del mundo en cuanto al número de beneficiarios (Magalhães, 2024).
Su objetivo consiste en luchar contra el hambre y promover la seguridad nutricional y alimentaria mediante un beneficio financiero, fomentar el acceso a los servicios públicos existentes, especialmente los servicios sociales, la salud y la educación, y promover la complementariedad entre las acciones sociales del gobierno (Banco Mundial, 2007).
El programa logró la reducción del 31 % de la malnutrición infantil desde 2003 hasta 2013 y ha ganado reconocimiento internacional (Gathercole, 2023). Además, en 2011, se citó en un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Consejo Económico y Social (Consejo Económico y Social – ECOSOC) como un ejemplo para erradicar la pobreza (G20, 2024).
Programas de alfabetización alimentaria: el programa educativo Los Salvacomidas en España
La alfabetización alimentaria es importante para promover dietas saludables y sostenibles y transformar los sistemas alimentarios. Los niños, al desarrollar habilidades y experiencias cognitivas, adquieren competencias de alfabetización alimentaria. Los programas en la infancia temprana que apoyan la alfabetización alimentaria pueden promover hábitos alimentarios sostenibles e impulsar el cambio en el sistema alimentario, ya que los niños influyen en las decisiones de compra familiares y, con el paso del tiempo, desarrollan iniciativa en sus propias elecciones respecto a la comida (Ares, 2024).
Los Salvacomidas es una iniciativa educativa que promueve la educación nutricional desde una edad temprana, ya que a esa edad es cuando se aprenden todos los conocimientos y habilidades básicas que van a marcar un estilo de vida saludable y sostenible. El programa nació como respuesta a la malnutrición infantil y el desperdicio de alimentos en España, agravados durante la pandemia del COVID-19.
Durante esa época, fueron capaces de proporcionar 60 000 platos de comida al día a 3000 familias en Guipúzcoa, Vizcaya y Madrid. Después de eso, el programa se transformó con una perspectiva a largo plazo, y ahora se enfoca en enseñar a los niños y adolescentes a tener conciencia de su impacto en el medioambiente mientras adoptan hábitos alimenticios saludables.
Esta iniciativa, que ahora se llama Food Educators, está implementada en 10 países europeos, entre los que se incluye Polonia, Reino Unido y Turquía y se centra en el desarrollo de manuales para docentes y recursos en línea disponibles en varios idiomas (Food Educators, s.f.)
Iniciativas de colaboración para mejorar la nutrición infantil
Los desafíos que plantea la malnutrición son complejos y requieren medidas específicas y sostenibles. Los proyectos de Humanium en Uganda, Madagascar y Ruanda son prueba del poder transformativo de las iniciativas basadas en la comunidad en la lucha contra la malnutrición y el aseguramiento del desarrollo sostenible.
- El proyecto en Uganda de la Escuela de Agricultura Orgánica ha proporcionado formación a 480 jóvenes en el distrito de Nwoya, dotándolos de habilidades de agricultura orgánica y gestión empresarial. Esta iniciativa, lanzada en 2015, ha aumentado la producción agrícola y ha promovido prácticas sostenibles, mejorando los ingresos familiares y reduciendo la dependencia de la ayuda externa. Mediante formación práctica y un plan de microcréditos, el proyecto ha creado independencia económica y ha empoderado a la siguiente generación para compartir sus conocimientos y hacer crecer a sus comunidades.
- El proyecto en Madagascar ha abordado la malnutrición infantil y el abandono escolar al proporcionar a más de 700 niños un plato de comida caliente al día en conjunto con su educación. En colaboración con Les Enfants du Soleil y el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, la iniciativa se ha aplicado en siete cafeterías escolares, garantizando así que los niños reciban la nutrición necesaria mientras permanecen en la escuela. Al aliviar la carga de las familias con ingresos escasos, el proyecto ha ayudado a los niños a prosperar tanto física como académicamente, creando una conexión más fuerte entre las familias y las escuelas.
- El proyecto para el abastecimiento de agua en Ruanda ha proporcionado acceso a agua limpia a 15 811 personas en los distritos de Gatsibo y Gicumbi. Con la rehabilitación de dos sistemas de abastecimiento de agua, esta iniciativa ha restaurado fuentes vitales de agua y ha mejorado el saneamiento en 3771 hogares. El proyecto también ha promovido la conservación del agua, la higiene, y la protección del medioambiente mediante campañas educativas en las escuelas locales.
Estos proyectos muestran la importancia de las soluciones integradas a la malnutrición, haciendo hincapié en la educación, la colaboración local y las prácticas sostenibles. Al empoderar a las personas y a las comunidades, Humanium está tomando medidas hacia un futuro en el que los derechos de los niños a la salud, a la educación, al agua y a la nutrición se hagan realidad.

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Escrito por Arianna Braga
Traducido por J.R.
Corregido por Desirée Riñé Prados
Bibliografía:
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