España: La crisis obliga a abrir los comedores escolares en verano

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Asociaciones de voluntarios y administraciones locales intentan garantizar una comida completa para los niños de las familias más necesitadas.

Jasmín, Mari Carmen y Carlos Alberto no tendrán vacaciones. Junto a miles de niños, los hijos de inmigrantes y españoles, seguirán acudiendo a la escuela durante todo el verano para participar en actividades extraescolares. Esta es la excusa para no sentirse discriminados. La triste realidad es que les intentan ocultar a los más pequeños que ésta será la única forma de que hagan una comida completa al día, la que les proporciona el comedor escolar, como ha venido ocurriendo durante todo el invierno.

No es nuevo. Desde hace dos veranos, cuando la crisis arreciaba a las familias más desamparadas, grupos vecinales, voluntarios y ayuntamientos comenzaron a alertar del peligro que corrían estos niños si no seguían manteniendo una comida regular cuando la escuela cerrara en julio y agosto. No ha sido hasta 2014 cuando se ha oficializado el problema en España y ha tenido que intervenir la Defensora del Pueblo, para que el Gobierno pusiera sobre la mesa lo que organizaciones de todo tipo y administraciones locales o regionales venían demandando. Con los recortes en educación, sanidad y bienestar social, mientras el Gobierno sale al rescate de la Banca, la población no tienen quien le rescate. De hecho, incluso en invierno, han disminuido las becas de comedor que permiten a los niños de las familias con menos recursos económicos disfrutar de una comida completa y equilibrada, al menos, una vez al día. Los profesores hace tiempo que vienen alertando de que los niños llegan al colegio sin haber desayunado y se desmayan en clase. Sus padres, sin trabajo y con cada vez menos ayudas sociales, apenas pueden pagar los gastos básicos de la vivienda.

Algunas comunidades autónomas como Andalucía, Canarias, Cataluña, Aragón y Baleares, han anunciado que sí abrirán las puertas de los colegios para dar de comer a los niños en la época estival; mientras que el País Vasco, la Comunidad Valenciana, Murcia, Navarra, La Rioja, Galicia, Madrid, Castilla y León, y Cantabria, no seguirán dicha fórmula. Algunas de estas comunidades, han optado por buscar una solución intermedia y utilizar las escuelas de verano como medio para repartir los menús. Otras han dado la opción a los ayuntamientos de abrir los colegios para dar de comer a los niños en la época estival “si lo consideran necesario”. En el fondo, subyace siempre el dilema de quién paga: el gobierno central, el autonómico/regional o el local.

Según el último informe sobre la infancia en España de UNICEF, 2.306.000 niños (un 27% de la población infantil) viven bajo el umbral de la pobreza en España, menores que en muchas ocasiones realizan la comida principal en el comedor del colegio. Si analizamos estos datos por comunidades autónomas, Navarra y el País Vasco no han considerado necesario abrir los comedores escolares en verano ni tampoco han recibido peticiones de sus ayuntamientos. Hay que destacar que ambas comunidades autónomas son las más ricas de España. En cambio, Galicia se niega a abrirlos porque considera que podría «generar excesiva visibilidad» a estos casos y «discriminación» de los beneficiarios, el mismo argumento que mantiene La Rioja, que apuesta por medidas «más discretas» dado que además, según su Presidente, el problema «no es tan grave» en la región.

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En la Comunidad Valenciana la posición es similar. El Consell dice que la malnutrición se debe atajar desde «la asistencia a toda la familia» y añade que para ello «se está trabajando de forma mucho más ambiciosa». Según ha anunciado el Gobierno valenciano, se destinarán 1,2 millones de euros para que organizaciones y municipios atiendan a esta problemática en verano. En Castilla y León tampoco se han abierto comedores de centros escolares, pues el Ejecutivo del Partido Popular, entiende que ya cuenta con un modelo «integral y efectivo» para garantizar alimentación en el ámbito familiar, con el que se coordinan 23 programas con más de 100.000 beneficiarios. En la Comunidad de Madrid, los comedores que se han abierto no lo han hecho por decisión del Gobierno regional, que no es partidario de dicha medida y cuyo presidente dice que «no hay un problema de desnutrición infantil». No obstante, han ofrecido apoyo a los ayuntamientos que se decidan a hacerlo, igual que en Castilla-La Mancha, donde se colabora con los municipios que han habilitado los comedores. Cantabria no adoptó ninguna postura oficial, al igual que Baleares y Asturias, cuya población infantil ha quedado a expensas de la iniciativa popular o local.

En cambio, el Gobierno de Aragón sí ha abierto los comedores, «pero ni mucho menos» todos los de la región. Ha aplicado como criterio el número de becas de alimentación concedidas en cada centro a lo largo del curso. En Cataluña, y por primera vez, se ha autorizado a los centros educativos a abrir seis horas diarias, de lunes a viernes, para realizar actividades lúdicas y educativas que conlleven asimismo dos comidas para los chavales. Más de 2.000 menores de 17 años se han beneficiado de esta iniciativa, según la Generalitat Catalana. Así mismo, en Canarias van en la misma línea, con una iniciativa singular consistente en talleres de inmersión lingüística en los colegios que incluyen servicio de comedor, para hijos de inmigrantes. Son 174 centros los que ofrecen esta actividad estival, frente a los 132 que lo hicieron el año pasado. Andalucía, de Gobierno socialista, también repite experiencia y este año ha dejado los comedores abiertos, como hizo el verano pasado por primera vez. En la Región de Murcia, como ya hizo en Navidades y Semana Santa, pone a disposición de los servicios sociales de los ayuntamientos y otras entidades sin ánimo de lucro y especializadas en la atención a personas desfavorecidas, los comedores escolares de los centros educativos, que permanecen así abiertos en función de las demandas. Por su parte, Extremadura, que ya abrió los comedores el año pasado, mantiene que lo hará «siempre que sean necesarios», aunque se ha apostado en paralelo por campamentos de verano con actividades lúdicas y de ocio, así como talleres de alimentación saludable que llevan alimentos frescos a los niños con escasos recursos económicos.

En el ecuador del verano, cierto es que las llamadas “ludotecas” han abierto con la doble función de alimentar a la población infantil más vulnerable de este país. Y ello, en una época en la que la función social del Estado está siendo sustituido por la movilización popular, los grupos de voluntarios y las asociaciones de barrio. Este movimiento que nace en la calle contra el Estado tiene una doble dirección, la de ayudar al de abajo, al vecino que lo está necesitando. Como durante la Guerra Civil, cuando los españoles aprendieron lo que significa la palabra “solidaridad”.

Escrito por: Regina Laguna
Revisado por : Miriam de la Concepción Martín