De Casablanca a Marrakech: los niños de la calle

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En Marruecos, aproximádamente 30 000 niños viven en la calle, una cifra que asusta conociendo los perjuicios que semejante situación tiene sobre el desarrollo y el futuro de los niños. Fuera del sistema escolar, en situación de pobreza, presos de la violencia urbana y víctimas fáciles del tráfico de drogas y el abuso sexual, estos niños tienen un porvenir tan sombrío como las calles en las que viven.
Enfants des rues au Maroc_Laurine Jobin
En Casablanca, la ciudad más grande de Marruecos, hay cerca de 7 000 niños en esta situación. Los «chamkers» son los niños que han sido abandonados o que han decidido huir por propia voluntad de un entorno familiar, cuyo ambiente a menudo suele ser violento e incómodo. Si bien algunos de ellos trabajan en la calle y vuelven a sus casas para dormir, hay otros que hacen de un simple cartón o de un escalón un colchón poco cómodo para pasar la noche.

En las calles de Casablanca, el pulmón económico del país, que ofrece trabajo a más de la mitad de los habitantes del país, los niños de la calle venden pequeñas mercancías y ofrecen servicios a peatones y conductores.

Este fenómeno no es único de Casablanca. En Marrakech, alrededor del zoco más grande de Marruecos, los millones de turistas que lo visitan no son los únicos que recorren estas calles: los niños de la calle también las han convertido en su lugar de residencia. A veces se organizan en clanes y ganan unas pocas monedas en torno al célebre mercado vendiendo a los turistas paquetes de pañuelos y otros productos, u ofreciendo consejos.

Con algunos dírhams, estos niños pueden comprar drogas. Para hacer su vida diaria menos difícil, a menudo aspiran pegamento, una droga fácil de conseguir y a buen precio, u otros productos alucinógenos.

El número exacto de niños en las calles de Casablanca, Marrakech y otras partes es difícil de determinar debido a su movilidad. Según el Ministerio marroquí de Solidaridad, de la Mujer, de la Familia y de Desarrollo Social, esta cifra oscilaría entre diez mil y treinta mil niños. En cambio, el origen de esta enorme cifra se identifica fácilmente: la pobreza y el desempleo que afectan a muchas familias marroquís, así como la falta de cuidados y de afecto hacia los niños en su entorno familiar, son las causas que empujan a los niños a las calles.

No obstante, y con el fin de arrojar algo de color a este sombrío contexto, diremos que la sociedad civil marroquí, representada por asociaciones y organizaciones no gubernamentales, se esfuerza por ayudar a estos niños. A veces por iniciativa del gobierno, se han abierto centros de acogida y se ha tratado de integrar a los niños de la calle en el sistema escolar, en una familia y, de manera más general, en la sociedad.

Sin embargo, el número de niños que necesitan asistencia es demasiado elevado en comparación con las infraestructuras y con el personal cualificado necesario para dicho fin. Además, la relación de confianza entre los actores sociales y educativos y las víctimas no siempre es fácil de entablar: estos niños, que han sido abandonados por sus familias y dejados a su suerte por la sociedad, han perdido toda la confianza en los adultos y toda esperanza en el futuro.

Conviene, por lo tanto, garantizarles sus derechos fundamentales y, sobretodo, su derecho a la infancia.