A pesar de la reducción en el número de niños asesinados y heridos durante los combates en Irak, la comunidad internacional condena la violación a los derechos infantiles, relacionada con los efectos directos e indirectos del conflicto regional.
Niños presos en las organizaciones terroristas:
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Irak alerta así de la situación de los niños implicados en los grupos armados en el conflicto.
Reclutados por las organizaciones terroristas por su capacidad de engañar la vigilancia de las fuerzas de seguridad, los niños son otra de las víctimas colaterales en los combates armados.
Dichos enfrentamientos les afectan tanto física como moralmente. De hecho, cerca de la mitad de los niños que han participado en la guerra ha presentado un traumatismo profundo, según una encuesta realizada por psiquiatras iraquíes.
La detención juvenil en Irak, una constatación alarmante :
El informe de la ONU de 2012 afirma igualmente el trato alarmante reservado para los niños en el sistema penal y carcelario iraquí. La falta flagrante de alternativas a la detención juvenil, se agravó debido a la ausencia de un marco específico sobre los niños en el sistema carcelario. Es decir que no existe ninguna infraestructura carcelaria que sea capaz de acogerlos decentemente.
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Irak es testigo de numerosos abusos perpetrados hacia los niños detenidos (tortura, hacinamiento, ausencia de acceso a una representación legal).
Un riesgo en aumento de apátrida para los “niños de la guerra”:
El conflicto en Irak induce también efectos indirectos y perjudiciales sobre los menores de edad. Los niños provenientes de matrimonios forzados, cuyo número se multiplicó desde 2003, están desprovistos de estado civil y no pueden beneficiarse de prestaciones sociales como el acceso a la educación o a cuidados médicos.
Esta situación afecta de igual manera a los niños, producto de las violaciones cometidas contra las mujeres iraquíes e insurgentes. Entre cuatrocientos y dos mil niños se encontrarían en esta situación, perjudicial también desde un punto de vista social.
A estos niños se les discrimina y margina de la sociedad, por correlación con la actividad de su ascendencia.
Es así que la niñez iraquí se encuentra profundamente afectada por el imperante clima de violencia, lo cual propicia un incremento en el número de raptos, así como una recrudescencia en la violencia doméstica. La pobreza social que deriva necesariamente del conflicto les afecta particularmente, a la vez que contribuye a restringir sus derechos fundamentales.
A pesar de una reducción relativa del número de niños muertos en combate, la ONU llama la atención hoy en día sobre las consecuencias secundarias y a largo plazo provocadas por el conflicto iraquí.
