El Parlamento Mundial de los Niños

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Ha sido gracias a una idea algo utópica de la Asamblea Nacional francesa y la UNESCO por la que se formó el Parlamento de los Niños en octubre de 1999, lo que permitió que se reunieran cuatrocientos jóvenes procedentes de ciento setenta y cinco países para debatir sobre numerosos temas ante la llegada del año 2000.

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La idea

Teniendo en cuenta que a finales de siglo se han vivido conflictos terribles, como el de Kosovo o el de Timor Oriental, no sorprende que los niños tengan una única preocupación: la paz. De hecho, los encargados de definir aquello que los niños esperan del futuro en materia de defensa de la paz, la solidaridad, la educación y cultura, el desarrollo económico y humano, y la protección del medio ambiente, han adoptado el Manifiesto de la Juventud para el Siglo XXI.

El Manifiesto de la Juventud para el Siglo XXI

El manifiesto ha demostrado que los jóvenes están muy implicados en los principios planteados por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, pero también en aquellos de la Declaración Universal de Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948.

El manifiesto se ha transmitido a los jefes de estados y gobiernos de los diferentes países participantes, así como a los presidentes de los parlamentos, y en otoño del año 2000, se le comunicó a la Organización de la Naciones Unidas (ONU). Este texto pone de relieve la necesidad de hacer del siglo XXI un siglo de paz entre las naciones, pero igualmente subraya la necesidad de una educación viable, accesible para todos, sin distinción de raza, sexo, situación económica, convicciones religiosas u origen cultural.

Además, muestra la inquietud de los niños por el medio ambiente, pero también su preocupación por el desarrollo humano y económico. Asimismo, se trata el tema de la solidaridad, definida como el hecho de obrar juntos por la realización de un objetivo común comprometiéndose individualmente o participando en una acción colectiva. Por último, se promueve la preservación de las culturas y un diálogo intercultural en el respeto de las opiniones y creencias de los otros.