Los niños sirios son las primeras víctimas del conflicto. A menudo testigos y víctimas de violencia dejan su país para irse a campos de refugiados de países vecinos.
Estos pequeños no sólo a menudo han sido víctimas de maltrato, de abuso y de violencia sexual, sino que también han sufrido deportación, encarcelamiento, tortura y hasta incluso algunos han sido asesinados. El informe del 13 de junio de 2013 de la Organización de Naciones Unidas estima que 6,500 niños han muerto durante los dos años de conflicto y la Unicef estima que más de la mitad de los refugiados son niños.
Las necesidades vitales de los niños refugiados
Las violaciones de los derechos infantiles en Siria son numerosas. Estos niños necesitan asistencia psicosocial que les permita reconstruirse en caso de traumatismos, así como también encontrar un equilibrio cuando son separados de sus padres.
En los campos de refugiados, es necesario vigilar su salud y sus necesidades esenciales. Hace falta darles a los menores refugiados acceso a una higiene de vida correcta, lo que significa acceso al agua potable, así como a la asistencia médica. Además, cuando llega el invierno, las necesidades de cobijas y ropa caliente están lejos de ser satisfechas, lo que pone en peligro a los refugiados. En el verano, un nuevo reto aparece, las necesidades de agua potable aumentan o es que se ha vuelto escasa desde que inició el conflicto. Sin agua potable, los riesgos de epidemias se intensifican, lo que pone la vida de los niños, población particularmente frágil, en peligro.
El acceso a la educación de los niños refugiados
Vivir en un campo de refugiados es una situación precaria que dificulta la escolarización de los niños. Algunos piensan que podrán regresar a la escuela cuando regresen a Siria cuando ese regreso es muy incierto y las escuelas en Siria ya no son lugares seguros.
Las escuelas son lugares, regularmente, objetivo de los ataques (2445 escuelas ya habían sufrido daños en febrero de 2013), es por ello que algunos de los niños sirios que llegaron a los campos de concentración ya habían faltado 18 meses a la escuela. En Jordania, un país que recibe aproximadamente medio millón de refugiados sirios, 60% de los niños refugiados no están escolarizados.
La Unicef pone en aviso a la comunidad internacional contra un riesgo: el de que los niños refugiados sirios se conviertan en una « generación perdida ».
