La escalada del consumo de opioides con receta en Canadá desde la década de 1980 ha sido profunda, impulsando al país a convertirse en el segundo consumidor mundial de estos medicamentos. Los alarmantes resultados de una encuesta canadiense revelan que una parte significativa de los consumidores recientes de opioides, incluidos los adolescentes, han incurrido en prácticas ilícitas de consumo de drogas, obteniendo y consumiendo estas sustancias sin recetas válidas.
Descubriendo una tendencia preocupante
El actual aumento de la epidemia de opiáceos en Canadá se debe al notable incremento del consumo de opiáceos de venta con receta en las últimas décadas. Empezando a principios de los 1980, ha habido un asombroso aumento de más del 3000% en el volumen de opiáceos dispensados a hospitales y farmacias de todo el país. Este aumento continuó con alrededor de 20 millones de prescripciones de opiáceos siendo distribuidos en 2016, lo que convirtió a Canadá en el segundo mayor consumidor mundial de opiáceos sujetos a prescripción médica, después de Estados Unidos (Belzak L et al., n.d.).
La creciente preocupación por los efectos nocivos de los opioides surgió alrededor de 1999, después se convirtió en la cuarta forma de consumo de sustancias más prevalente en 2008, superando al consumo de heroína o cocaína. Una encuesta de Health Canada realizada en el 2017 descubrió que alrededor de un tercio de los usuarios recientes de opioides, particularmente adolescentes e individuos involucrados en consumo ilegal de drogas, consumieron esos opioides sin una prescripción. (Belzak L et al., n.d.).
Además, la aparición de opioides sintéticos, particularmente fentanilo, ha alterado sustancialmente el panorama de las drogas, dando lugar a niveles de toxicidad elevados. La presencia generalizada del fentanilo en el mercado de drogas ilegales en todas las regiones de Canadá se ha identificado como un factor preocupante.
En 2016, las estadísticas nacionales revelaron que el 53 % de las muertes relacionadas con opioides notificadas estaban relacionadas con el fentanilo. Su prevalencia en el suministro de sustancias ilegales, a menudo combinado con otras sustancias, contribuyó significativamente a la alarmante tasa de muertes (Belzak L. et al, 2018).
En los primeros siete meses de 2023, Columbia Británica registró la cifra histórica de 1 455 víctimas mortales por intoxicación de drogas. Esta cifra excede todos los recuentos anteriores durante el mismo periodo, a pesar de que la provincia declaró una emergencia de salud pública en esta materia en 2016 (Ellsworth B, 2023). En los últimos años, los datos del Servicio Forense de Columbia Británica revelaron que los jóvenes de entre 10 y 18 años han experimentado un mayor número de muertes por sobredosis en comparación con las muertes por accidentes de tráfico, suicidio, cáncer o cualquier otra causa (Vikander T, 2023).
Estudio de causas y efectos
Aparte de la fácil disponibilidad de las drogas, la creciente dependencia de las sustancias por parte de los jóvenes canadienses se ve influida por otros factores. Concretamente, el aumento del consumo de hidromorfona, un potente analgésico más fuerte que la morfina, se produjo tras la situación del COVID-19. La supuesta desinformación de los traficantes afirmaba de forma engañosa que la hidromorfona era inocua y beneficiosa, lo que probablemente contribuyó a su mayor accesibilidad y aceptación entre los adolescentes canadienses (Zivo A, 2023).
A menudo, los adolescentes sucumben a la presión de sus compañeros y su impulsividad, llevándolos a experimentar con drogas. La exposición a través de amigos, junto con el refuerzo positivo, incrementa significativamente la probabilidad de consumo de sustancias. El primer caso de consumo de drogas puede iniciar la dependencia física, lo que lleva a la intensificación de este ciclo y culmina en el desarrollo de una dependencia tanto física como psicológica (Fletcher S, 2019).
Además, la dependencia de las sustancias puede servir como puerta de entrada a la dependencia de otras. El aumento de la tolerancia a sustancias más suaves como la nicotina o alcohol suele llevar a las personas a explorar sustancias más «duras», como los opiáceos sintéticos (metanfetamina) o naturales (cocaína). Esto perpetúa un ciclo de adicciones múltiples (Fletcher S, 2019).
Es importante resaltar que la dependencia no es únicamente una consecuencia del abuso de sustancias. Por ejemplo, las personas que usan narcóticos para el dolor postoperatorio pueden no necesariamente desarrollar una dependencia (CMHA, 2023). La adicción es más compleja, a menudo ligada a experiencias personales y patrones de comportamiento. Esta comprensión se alinea con los hallazgos de que más de la mitad de los estudiantes canadienses admitieron sentirse deprimidos sobre el futuro debido a la COVID-19, y más de un tercio experimentaron profundos problemas de salud mental (Yousif N, 2022).
El consumo de drogas supone un riesgo importante para los jóvenes, ya que el cerebro se sigue desarrollando hasta mediados de la veintena. El consumo de drogas en la adolescencia puede alterar procesos vitales del desarrollo cerebral, afectando a la capacidad de tomar decisiones. Este deterioro puede contribuir a la aparición de diversos problemas de salud en la edad adulta, como enfermedades cardíacas, hipertensión arterial y trastornos del sueño (MedlinePlus, 2023).
Estrategias de prevención y apoyo
El gobierno de Canadá inició una campaña de varios años en 2018 con el objetivo de incrementar la concienciación sobre los opioides, cubriendo señales de sobredosis y la Ley del Buen Samaritano contra las Sobredosis de Drogas, al tiempo que abordaba el estigma del consumo de sustancias. Está iniciativa permitió la participación de alrededor de 178 000 adolescentes y adultos jóvenes a través de sesiones virtuales y escolares mediante el programa Know More Opioids (Government of Canada, 2023).
Además, Canadá ha introducido un plan de estudios nacional adaptado a los médicos que hace hincapié en el tratamiento del dolor y la medicina de las adicciones. El Presupuesto 2023 subraya un importante compromiso de unos 25 000 millones de dólares para reforzar la salud mental y el abuso de sustancias mediante acuerdos específicos. Además, el gobierno ha asignado hasta 4,5 millones de dólares para reforzar Pain Canadá, una coalición formada por 14 organizaciones dedicadas al dolor, con el objetivo de mejorar la coordinación nacional y fortalecer los sistemas de atención (Government of Canada, 2023).
A pesar de estas iniciativas, se ha observado un incremento notable en pesimismo y desesperanza entre la juventud desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Están experimentando mayores niveles de estrés en relación con sus perspectivas de vivienda, empleo y educación (Facultad de Medicina de la UBC, 2022). Esto ha llevado a hallazgos preocupantes de BioMed Central (BMC), los cuales revelaron que el 50% de los individuos jóvenes muestran ahora una mayor probabilidad de necesitar servicios de consumo de drogas, en comparación con la época anterior a la pandemia (Marchand K. et al., 2022).
Por ello, los expertos en adicciones y salud mental instan a Canadá a adoptar una estrategia más integral para combatir la prescripción generalizada de opioides. Más allá de las iniciativas actuales, sus recomendaciones abarcan el estricto cumplimiento de las directrices de prescripción basadas en pruebas, el establecimiento de límites en las dosis y la duración de las prescripciones respaldados por pruebas fiables, y la implantación a escala nacional de la vigilancia electrónica en tiempo real (Centre for Addiction and Mental Health, 2016).
En Humanium, abogamos por que todos los niños lleven una vida libre de adicciones, prosperando en un entorno seguro que fomente su bienestar físico y mental. Desarrollada por defensores de los derechos humanos, nuestra metodología, en la que participan coaches de vida, psicólogos y terapeutas, se centra en salvaguardar y ayudar a los niños a desarrollar todo su potencial.
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Escrito por Lidija Misic
Traducido por Adrian Cuellar Correa
Revisado por Laura Zaragoza Visier
Bibliografía:
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